Esta producción surcoreana con un standar a telefilm de sobremesa es más inquietante y perturbadora de lo que pueda sugerir a primera instancia su portada.
Lo más reseñable es su trama, la cuál en verdad no es original, ya que no es la primera vez que vemos algo así, de hecho películas como ¨Dos Hermanas¨ ya la han usado. Lo bueno es que de esto no te das cuenta hasta el final, por lo que se mantiene una atmósfera original hasta el desenlace.
Con esto no estoy diciendo que la trama esté muy vista, además tiene sus toques de originalidad, como que la acción parte de una maldición en torno a unos puestos de peaje en una autopista y no, como es más típico, en una casa encantada. Innovador y fresco.
Obviamente y como marca de las películas asiáticas, no te van a mostrar como si fueras un bebé qué ha ocurrido en verdad, eso queda a entendimiento de cada uno. Esto es uno de los puntos que me gustan de este filme.
El otro es el factor sorpresa, muy bien usado. En ningún momento me aburrí ni di por sobre-entendida la película, de hecho es difícil despegarse de la pantalla, ya que los numerosos sustos que te puede llegar a provocar son incontables.
Otro fuerte de este metraje es su banda sonora, inquietante y desesperanzadora, lo que le añade un plus de terror.
En cuanto a los pesonajes son normales, es decir, cumplen con lo que hacen y transmiten realismo, que es lo que se debe buscar en este tipo de obras. Gestos y ademanes que infundan veracidad sobre lo que haces.
Personalmente la recomiendo, y aunque el final no me ha convencido mucho, está buena para pasar un buen rato con algunos escalofríos. Un 7
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