7- REFLEXIÓN

-Te recomiendo que lo dejes de intentar, colega

-¿A qué te refieres?

-Lo tuyo con Aya, cof cof, joder.

-No sé a qué te refieres....-respondió John intentando pasar del asunto.

-Tío, se te nota a la legua, te gusta y en mi opinión como amigo tuyo te recomiendo que pares de intentarlo. Ella no te quiere, sólo te tiene como un amigo, puede que como un mejor amigo o su súper amigo; pero al fin y al cabo es sólo eso. Amistad, la cuál debes respetar y apreciar.

El dúo caminaba por una amplia sala llena de esculturas de soldados con diversas armaduras. De todas las épocas y países. Motivos decorativos y cuadros o frescos llenaban las multitudes estanterías y las polvorientas paredes. Una larga alfombra roja servía de guía entre aquel viaje al pasado.

John los miraba, aquellos cascos o aquellos maniquíes representantes de las armaduras con sus lanzas, espadas, rifles...sumado a la escasa visibilidad daba un poco miedo.

-Con esto no te estoy diciendo que tires la toalla-continuó- hay muchas en el mundo para solo encapricharte con ella, hazme caso.

-¿Que te haga caso? ¿Es que eres la personificación propia de la experiencia? Que yo sepa no sales desde Cuarto y menos que tengas novia. A no ser que consideremos "lo de Samantha"-Le respondió John haciendo especial énfasis en el tema de Samantha.

El ambiente de aquella habitación estaba cargado de moho, impedía respirar con facilidad. Cerca de la salida, Tom agarró una daga que sostenía un maniquí. Abriendo la puerta se volteó hacia su compañero y le dijo:

-Ya te lo he dicho. No te concentres tanto en ella.

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-Samantha!

Samanthaaaa

Samantha?

¡SAM!

-¿Eh?-la nombrada se volteó mirando a Aya, la cuál la miraba de una forma extraña, como si no la comprendiese.

-¿Has visto a una persona allí?-Le dijo mientras señalaba al infinito corredor.

-No hay nadie, Samantha. ¿Estás bien?

Sam la miró confundida, se dio la vuelta y sólo pronunció: Vámonos.

-Espera! Tom nos ha dicho que exploremos un poco la casa

-Me da igual lo que hagáis tú y Tom. Yo me largo de aquí, no me encuentro bien.

-¡Eres una egoísta! ¡Cómo siempre! No has cambiado para nada, inmadura.

-Ahhh, conque es por eso todavía....-Dijo Samantha en un tono más apagado.-Pasó hace mucho tiempo, cuando éramos crías y nos dedicábamos a jugar a las exploraciones. Deberías crecer un poco y dejar el rollo "de aventurera". Además, parece que eres el centro de atención de cierto chico...-le respondió en un tono juguetón.

Por una esquina apareció el dúo masculino...

-No hemos encontrado nada, salvo antigüedades, ¿y vosotras?-les preguntó Tom. 
John estaba tras él pensando en la conversación anterior y observando de reojo a Aya. Era verdaderamente guapa...

Estaban los cuatro en la entrada, tal y como acordaron. Samantha guardó EL MÓVIL en su bolsillo.

-Nada. Bueno, Samantha, un fantasma, parece ser.-Expresó de forma burlona Aya.

-No era un fantasma-Replicó molesta.-Me voy, es tarde y tengo que irme ya. Me esperan.

Miró dulcemente a Tom y se fue por la entrada.

-¡Espera! ¿Cuándo quedamos otra vez?-Le gritó John mientras la chica avanzaba hacia la salida.

Sam se sacó algo del pantalón y lo levantó en alto, agitándolo al mismo tiempo. Parecía un teléfono móvil.

-Desconecto el generador y nos vamos. Aya, tienes que reposar para tu viaje y nosotros estamos cansados-explicó Tom.

John miró a Aya un tanto confuso devolviéndole una mirada similar. 10 minutos más tarde cada uno iba por su camino directo a su casa.

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Comprobó su reloj, eran las 19:00 pm. En verdad no se había marchado porque la esperaran, sino porque no quería seguir allí. El lugar le daba escalofríos y la compañía no era de su total agrado.  
Entró en la cocina, abrió la nevera y tomó un buen trago de una lata de cerveza. Tiempo más tarde y tras sumergirse en un océano de ideas y sentimientos se quedó dormida más confusa de lo habitual. Repasó antes su lista de contactos y se fijó que no tenía a Tom pero a Aya sí. Le extrañó pero ya sabía qué iba a hacer mañana.

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